miércoles, 23 de noviembre de 2011

El Oficio del Colibrí



De qué va y kienes desfilan en esta novela por entregas:
El año 2012 se ha perdido en el calendario diario de la gente: ya nadie sabe si apenas viene la anunciada fecha o en realidad ya pasó y nadie se dio cuenta: ¿O quizás estamos en 1984 de Orwell? Tal vez un año después, mientras un bebé sobreviviente del Jenarazo de 1985, narra desde su infancia las imágenes de una Tenochtitlan subterránea y oscura, repleta de leyendas, voces y gritos de muchos siglos.
¿Son siglos o son megas, kylobites y mensajes extraviados en la web?: En ese universo sin tiempo, una joven ya no sabe cuando es sueño y cuando en realidad está despierta. En otro sueño, un historiador y escribidor Negro condenado a la ceguera, busca con ahínco imprimir las últimas imágenes que habrán de quedar en sus ojos y sus sueños. La vida es sueño: como los sueños del caminante y esclavo -un otro Negro- que cruzan en el siglo XVI por primera vez Norteamérica desde La Florida a Culiacán. Es el del un shaman que desde Paquimé mira como declina el mundo conocido: el Sueño de un país y un mundo extraviado en su propio Apocalipsis.
Todos somos uno,… hasta eseka, el asesino que nos acecha a todos a la vuelta del camino!

(usa el link:  http://kienessk.blogspot.com/ 
o el que aparece a la derecha en este blog con ese título
Si te gusta la novela, ayúdame a los aviso de cada nueva entrega inscribiéndorte en aquel blog. Gracias)  

lunes, 31 de octubre de 2011

3ª FUNERAL… el último y nos vamos!

LA CATRINA POLACA

#Ciudadanos

Vino indignada la política Catrina buscando al principal actor

¡Más no encontró al ciudadano,... sólo puro diputado gorrón!

De Esos? … Paso para un tiempo mejor!

Son quienes creen que siempre tienen la razón

Sólo la paja en ojo ajeno ven y exigen en la milpa del vecino se cumpla la ley

Eso sí, ¡sólo si pasan la frontera de Estados Unidos respetan la ley!

Vuela vuela huesudita que aquí esta tu valedor!

Primero está mi partido... y si muere el otro más mejor

Que esa no es la democracia? Pero si yo gano, es la mejor!

#IndigchairosDF

Un fantasma recorre Europa, el descontento fantasma de la indignación

Desde Madrid a Tokio, de Damasco a New York

De Santiago de Chile a Tel Aviv y de Berlin a Estambul

Los difuntos claman que esto de la muerte… ya es la pura vida y no hay razón!

Pero en México fue donde namás no alcanzó la indignación

Ni pa llenar con gritos siquiera el monumento a la revolución

Aquí la Parca se siguió de frente, … nada más de ver puro chairo gritón!

Prefirió volver a la vida, ahora sí,… llena de mortal indignación!

Las que hicieron para este bloguero

@Clausotello

Ha muerto varias veces y ha vuelto a resucitar

Toda sacada de onda ...la calaca flaca! A @CeKien intenta enterrar!

Abrazote Master!

Respuesta a @Clausotello "Brujer" que sabe latón!

Regia mirada que ya me "vió"!

Este muerto es un fresco... que se niega a estarse quieto en el panteón!

IgnacioML Nacho Wiskacho

Profe @cekien dice Jack que la huesuda se lo llevó,

ya ve, lo macrobiótico nada le dejó,

es usted amigo ¡el muerto más sano del panteón!

@GalaASecas

@CeKien Yo burlarme no pretendo del querido profesor,

hoy no jalo pa'l averno... con tacones y mi saco

me les voy de reventón!!

#GABRIELLA

#gabriella Tan parecida a una joven Silvia Pinal, tan violenta

que quitas las ganas de tuitear! Eso dijo la Parca,

y en lugar de unfollow o ballena, te dejó sólo pa retuitear!

#gabriella Tan wapa con sus molotes, puro videojuego e hijos se dedica a bailar

Ofreció a la Parca nescafé como café... y ese insulto la Muerte que le va a perdonar!

#gabriella La parca te abrió una puerta, de trabajo y maduración

pero dudaste y volviste al mismo tren!

Crecer y vivir,… son más que escuela y emocionado corazón.

#gabriella Le gustaba la luneseada, el horóscopo y el jalowin,

En esas andabas y a la Catrina por tí, ... ni la viste venir!

#gabriella #yasí como muerto en vida, hay días que tu ausencia It´s mine

Entre mi almohada, los 140 caracteres y no-coincidencia en el time line!

#gabriella Vuelas rauda de Monterrey a Río y de ahí a Londón

Comienza en Arcadia, tú sigue… hasta el final de este 2012 Rondó!

sábado, 29 de octubre de 2011

Las Calaveras de mi Time Line (2º funeral)

2º Funeral:

#ForeverAlone

Pura queja, mucho llanto y muy poca diversión

Es lo que se lee en twitter, con el hashtag de los forever alone

Fue tanta la queja, que desde el Hades el grito llegó: No se preocupen tuiteros,

porque este noviembre, ..¡la calaca les va a dar su forever alone!

No saben estar acompañados… Pues ora si ya se los llevó!

No quieren estar solos cabron@s... pues dejen el blackberry y el IPhone!

hablen la neta con si mismos… o de perdis con un seguidor. Porque si no verán

Que cuando yo me los lleve,… de verdad van a sentir su forever alone!

LA CATRINA POLACA

#IndigchairosDF

Un fantasma recorre Europa, el descontento fantasma de la indignación

De Madrid a Tokio, de Damasco a New York

De Santiago de Chile a Tel Aviv y de Berlin a Estambul

Los difuntos claman que esto de la muerte… ya es la pura vida y no hay razón!

Pero en México fue donde namás no alcanzó la indignación

Ni pa llenar con gritos siquiera el monumento a la revolución

Aquí la Parca se siguió de frente, … nada más de ver puro chairo gritón!

Prefirió volver a la vida ahora sí,… llena de mortal indignación!

#HLDT

Vino la parca encabronada por la honorable liga y su plana mayor

Primero jaló al porro más alburero, que ni javada a decir alcanzó!

Siguió con el tal Donovan, que en tuita… ni de Yunquétaro huyó!

Y puso THE END con el Conde Chavira al que sólo gritó: chingau, apaga ya ese proyector!

Las que siguen son “TL improvisación”, más que buscar el metro y la rima, son con mucho amor!:

Venía la Muerte decidida por la @flakka82 Pero bastó a Leo quedarse quieta como espejo y la parca se confundió! Vio puros huesos… y así sin nada se regresó!

La huesuda busca y busca a @nancycytagarcia y dar con ella no puede ¡Es la meteoróloga que en Portland, a Lunita cuida... y desde allá el clima de México sigue!

Vino Catrina entaconada x un tal @Yxseronda Sólo tacones lejanos halló y un Hermes muy oronda ¡Puras Xs y Ys se llevó y sin nombre lo dejó!

IGabx te busca la Catrina en toda Arcadia pero @ElaBroadgoey te cambió el perfil Ahora una calla, la otra ríe y yo sólo.... me quedé bien wey!

Hasta la parca se confundió con @Lore_zenteno y su rostro de querubín! Buscó en la ópera pa llevarla al averno y ahí le dijo: ¡Te gusta lo complicado? Allá te vas a divertir!

Viajó Catrina a España en busca de @laluz3011 Pero allá tbn su TL vació halló Luego fue al panteón y vaciado lo encontró! Luchita y sus avatares ¡hasta los muertos resucitó!

Soy alumna aventajada del Profe gritó @GalaASecas y la Catrina le contestó: Usted jálele pal averno, con botas saco y estrellita.. kien le manda andar queriendo... ¡burlar al profesor!

viernes, 28 de octubre de 2011

Calaveras 2011 en mi taimlain!

Aparecieron originalment en mi TL, aquí están levemente corregidas ya sin el límite de los 140 caracteres. Por su atención gracias.

Vino indignada la política parca buscando al actor principal ¡Más no encontró ciudadanos,... sólo puro diputado gorrón! De Esos? Paso para más mejor!

Llegó la parca encabronada por toda la #HLDT Pero no pudo con troles ni con bots, ni con unfollows y antes se cansó: Lloren chairos porque a uds ni los peló!

La huesuda al @javo_chavez la pata jaló El porro le gritaba: jalamesta memejor! La parca no perdonó tamaño deshonor, ¡Lo vistió d chiva y luego se lo llevó!

La daga mayor le cayó @donvix con solventes de impresión Te doy chance si cuentas la última donvistoria no seas cabrón! Y al ver que era dama: el Donovan se la ligó!

Sólo a un tuitero la parca perdonó: Si me llevo @eseMendiola de seguro me pondrá a gorjear Tan recursivo tuitero, le queda muy grande al mundo infernal!

Buscaba la Muerte a una tal @ileanau Pero no había señas de esa trol Nadie supo nunca que se ocultaba ¡tras una muñequita al pie del cañón!

Vino Dali desde el otro mundo por una tía sin sombrero Dónde está @lapipope ? Preguntó Salvador y la panista contestó: namas troliando Que hace un pinche calorón!

¡Pongan hielos y un poco d jaibol! gritó Nashitu y la parca lo perdonó: el alcohol pal frío y el hielo pala calor Ese condenado @IgnacioML ya la empedó!

Quiso la parca llevarse a @patty_london pero apenas iba, y la speedy ya estaba más allá Sólo la Muerte alcanzó a escuchar Soy tuitera patilon jajaja!

Eseee @richie_morales se salvó de la dientona cuando se escondió tras su avatar Al ver esa imagen la parca ¡mejor solita se regresó!

Triste calaca vagaba por mi taimlain Sin canasta d besos, ni troliada de fan En eso llegó @sigypeltz la bonita que sus mentions no revisa... así, ¡la parca nunca llegará!

Al @BladeMithology en Vallarta la parca sorprendió y ni el casco de bombero le sirvió! Camine y nade mi Bleit¿O quiere sentir en su espalda otro dolor?!

Quiso @EDDAMYR entablar demanda, hacer litis y hasta jurisprudencia intentó Nada le sirvió: igual que a su América,... la parca se la llevó!

Ahí viene la parca sonriente por @CandyZamacona Ni escondida la chamacona en el karaoke se salvó *Dame chance" le gritaba desde el escenario, pero el micrófono le apagó!

Filmes van filmes vienen, pero nada gusta al Conde d Atemajac @oscar_chavira esperaba que Nick Cague saliera siempre a pantalla... y que le sale la parca hablando alemán!

Estaba la regia en Polanco en tuitero crossover Cuando la parca preguntó donde está @Clausotello ? Namas de verla se le cuadró: ¡esta bella sí me la llevoi

El mismo Sabines y la parca vinieron a buscarla para aliviar sus penas de amor Pero @Gmidell namás no apareció, ¡La guapa se había ido… a ver el beisbol!

Llegó por mar la Parca buscando del “Gordibuena” al capitán ¡Celosa! dijo @mussollinni dictandole etiqueta y ahí en el jacuzzi… se le terminó su dictabuena!

Quiso la Parca llevarse @PERROJOROBADO el can mayor por su warrada... pero no lo alcanzó… y solo quedó jorobada y embarrada!

Vino disfrazada por el @maucortess de tormenta “Rina” y aquel le dijo: sólo déjame el último microcuento contar… Y ahí sigue la parca ¡ya patina

Venía decidida la huesuda por la @flakka82 pero le bastó a Leo quedarse quietecita y la parca se confundió! Vio puros huesos… y sin nada se regresó!

Andaba feliz @DonLaguardione topando en la ópera a su ex Pero sin darse cuenta lo subieron al stage DJuan y Leporelo, ¡y la parca se lo llevò por ello!

Disfrazada d leoncita Timo clandestino la @ tiyat13 desapercibida pasó Ya se iba la Muerte, cuando el paaaan! ese grito ochentero la delató!

Era @palhomo un Dohve disfrazado de jabón En eso iba a convertirlo la Parca pero no lo alcanzó! Ese Martin… namas la retuiteó y voló!

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Carta ©


En mi sueño tomé el cuchillo y decidí que no valía la pena vivir: que quede bien claro, fue por ti. Pero nada, sólo me abrí el cuello y ni siquiera hubo sangre. Así que aquí ando, con mi rajada que nadie nota, porque llevo la cabeza agachada esperando que cicatrice algún día.

Pero como no morí no me queda de otra más que ir a visitarte, así, llego a tu casa. Al frente tiene una reja de hierro, hasta el fondo está la casa en medio de un jardín enmarañado, al frente un cantil que termina en un abismo y más allá está el mar. Toco a la puerta y espero, espero y espero, en ese momento pienso que en realidad vives en Acapulco y tu crees vivir en Oaxaca ¿Y qué tal si en realidad estás en Veracruz o Nueva York?



En el sueño, antes de llegar, pasé cerca de un  hotel. Escuché cuando algún estúpido dijo:
- Me gusta el Presidente porque el servicio allí es presidencial. Ahí llegan puras celebridades, bla, bla, bla... - Volteo para otro lado pero sigo oyendo tonterías, hasta que en algún momento escucho algo que me interesa: dos chicas le dicen a un chavo que parece Charles Atlas
- ¿Tú crees que con cirugía nos puedan disminuir esto?- y con sus uñas muy manicureadas  señalaban sus panzas sonreían las muy simples.
- La figura depende de la actitud que uno tiene- les respondió la bola de carne. Mientras inflaba la masa muscular como pavo real y presumía su línea.

Entonces pasa una negra muy bien proporcionada y pienso en los negros, en sus cuerpos y en sus movimientos; pero en ese momento se me cruza un chavo vestido de blanco  y que parece cirujano. Le pregunto con la esperanza de que cure mi cuello:
-¿Eres cirujano?
-¡No!.- responde apresurado- Soy un carnicero.
No sé por qué me pareció que lo era, pero el caso es que sigo con la cabeza agachada, esperándote. En ese momento, dentro del sueño me acordé de otro sueño, uno en el que Jack el Destripador estaba a punto de estrangularme y yo pensé: esto es tan espantoso que tiene que ser un sueño y lógicamente me desperté. Había en la penumbra muchos ruidos que no suele haber, no era un buen momento para un encuentro con la muerte, con mi muerte y al pensarlo en esos términos me dio más miedo. Entonces me acordé que tú me has dicho varias veces que ya te moriste, ¿qué es para ti morir?. Yo te creo que has muerto, pero no sé si yo he muerto. Tal vez si hubiera muerto lo sabría yo ¿no?, ¿O puede uno estar viviendo-muriendo tan ciegamente sin darse cuenta?, ¿de plano ya estoy muerta?, ¿tú qué crees?

Sin embargo aquí ando como en mi sueño, pero ahora, ya de regreso al primero con el que comencé esta carta. No tengo ya el cuello cortado sino estoy ciega, tanteando, tapándome con un cuerpo que no es mío, un cuerpo que me sorprende y me confunde, pero un cuerpo que también me da calor y me hace sentir viva. Tal vez el destino no quiera que nos volvamos a encontrar, tal vez un cabello -aquel que encontraste en uno de mis libros- no signifique nada. Así que forcemos una cita, pongamos un lugar, un momento....
Tu gato dorado



NOTA: Este relato -originalmente un sueño escrito a dos manos con una muy querida amiga y convertido por el 11S en un divertimento memorioso- tiene de fondo musical "Tiny Dancer" de Elton John y es también parte de "La Despedida".

miércoles, 17 de agosto de 2011

Furia (©)

No, no fue en el Superama de Virreyes como rumora la gente común -siempre rencorosa y con ansia de vengarse de quienes considera adinerados- y pronta a repetir lo que oye aunque no tenga fundamento alguno. Lo mío fue una mañana pasando el mediodía, cuando después de salir de mis clases de conversación en inglés en Berlitz, me fui a la compra en el Sam's de San Jerónimo. Comenzó en el pasillo de los detergentes, que fue ahí donde lo ví por primera vez a él. Debo aclarar antes de continuar, que no se dedica a dar "servicio" –una vulgaridad propia del rencor social- a señoras de posición social como yo, sino que es un periodista que ese día tenía su día de descanso y se dedicaba a lo que no puede hacer ningún otro día si no quiere quedarse sin empleo.

Me llamó la atención que un hombre solitario revisara con tanto detenimiento el montón de marcas y tipos de jabón antes de decidirse por uno, escogió uno bastante bueno por cierto, con un aroma delicioso y que no es nada barato. Luego de verlo y observarlo disimuladamente, debo admitirlo, continué con mis compras pensando que no era una guapura pero tenía lo suyo: exudaba seguridad en sí mismo y agilidad e inteligencia en sus movimientos, pero sobre todo, su coqueta sonrisa me desarmó mientras yo lo observaba. Continué con la compra y de vez en cuando lo veía a lo lejos, mientras iba yo cargando el carrito con todos los congelados y antojos de la familia. Luego se me desapareció y de hecho no lo volví a ver, sino hasta cuando caballerosamente me cedió el turno para la revisión de la salida. Lo hizo tan amablemente, que yo sólo acerté a responder con una sonrisa de agradecimiento, que al mismo tiempo me descubrió una inconsciente intención coqueta de mi parte.

Desde ese momento y durante todo el trayecto por el estacionamiento hasta mí camioneta, no dejé de escuchar su carrito de compras unos pasos atrás de mi, pero sobre todo, y sin poderlo confirmar, sentía que él me veía las nalgas. Ahí fue donde de nuevo me sorprendí apretándolas, tratando de ponerlas duras para que llenaran firmemente mis pantalones o por lo menos evitar que se movieran de más. Recuerdo que la muy descarada de mí pensó: “Cómo no traigo puesto el pantalón de mezclilla con el que me veo tan bien”. Ese que por cierto, a Jorge mi marido, le disgusta que me ponga.

Pero todo conspiró a su favor: Su auto estaba junto al mío! Así que mientras subía el super en la parte trasera de mi Windstar, nuestras miradas se volvieron a cruzar y él se ofreció a ayudarme a pasar la pesada cubeta del detergente del carrito a la camioneta y entonces sí pude ver cómo, sin perder su sonrisa -perfecta mezcla de coqueto cinismo y seguridad en sí mismo- me desnudó con la vista, pero no de una manera soez, sino de modo tal que mis pezones reaccionaron y sentí que mostraban su endurecimiento a través de la blusa. Para no hacerles largo el cuento, aquella primera vez, con las miradas nos dijimos hasta lo que no. De la sonrisa coqueta pasamos a las de complicidad y no supe ni cómo, pero me sorprendí aceptando ir a tomar un café: creo que fue la complicidad de mis lentes oscuros, lo que me permitió iniciar lo impensable.

Dejamos su auto en el estacionamiento y él se subió a mi "gorda”, como les dice a las camionetas como la mía. Se trajo un disco de cajita azul, su botella de ron Appleton State -para que no se calentara en la cajuela bajo el sol me explicó el muy sinvergüenza- y ya en el asiento de copiloto, se quitó la gorra para dejar a la vista unas interesantes canas en medio de su peinado cabello oscuro.

Salimos por el periférico y doblamos en san Jerónimo. A la altura de la pastelería ya nos habíamos dicho con franqueza que nos gustábamos sin saber porqué, que el café quedaba para después y que poco más adelante nos podíamos meter al Pedregal, pensando que ya qué. Mientras buscábamos una calle que no estuviera enrejada o con mucho personal de vigilancia -para platicar a gusto según los dos dijimos-, él puso dulcemente su mano en la parte interior de mi muslo derecho, muy cerca de la entrepierna que en ese momento comenzó a humedecerse y más cuando me suspiró en el oído. ¡Qué bueno que su cuerpo fue apenas contenido por el cinturón de seguridad, que si no, seguramente hubiéramos chocado!

¿Por qué una mujer de posición social –seguramente se preguntarán-, con la seguridad que da tener un marido con un boyante negocio, educada y realizada, con una familia integrada y con los hijos en buenos colegios; porqué una mujer en sus plenos treintaytantos y de bastante buen ver (porque los tratamientos después de mis dos partos no fueron solamente cuestión de dinero y vaya que cuestan, sino implican sobre todo esfuerzo de una); por qué una mujer así entonces, decide tener una aventura un día de compras como cualquier otro?

No, en primer lugar no fue una decisión o bueno por lo menos no lo fue al principio, fue más bien antojo: antojo de ser acariciada por esas manos morenas con dedos de pianista y que apenas se insinuaban sobre el tono de mi pantalón de algodón caqui. Quién sabe cómo encontramos una calle solitaria, ahí había además un gran árbol de hule que nos recibió con su fresca sombra y que permitió acentuar la oscuridad de los cristales polarizados de la camioneta. Mientras sus manos hacían a un lado mi blusa, mi sostén y mi pantalón sin quitarlos totalmente, y luego, en tanto sus manos se metían por lugares intrincados y secretos hasta para mi marido, yo le acariciaba su cabello sedoso y perfumado esperando la oportunidad de besar esos gruesos labios tan sensuales del condenado. Las tonterías que se le pueden ocurrir a una en los momentos más inesperados: ¡descubrí que nunca había visto mi camioneta desde el asiento trasero, aunque tampoco fue algo que me entretuvo mucho.

Poco después, al ver parte de mi ropa colgando de una de mis piernas, sentir que la incomodidad del asiento se convertía en reto e imaginar la posibilidad de ser sorprendidos, todos eso aumentó mi excitación y me permitió abstraerme del todo. La imagen de la camioneta desde el asiento de atrás era más bien como una foto. De hecho, se convirtió en un espejo a través del cual veo lo que sucedió aquel día: una foto para recrear el momento, cada vez que volteo desde el asiento delantero.

Ahora que lo pongo por escrito, me descubro cuidando la narración para no extenderme en detalles que no sean importantes, como él mismo me explicó: en periodismo el espacio y la concreción son un reto, pero también una obligación. Tampoco sé si cumplí con la exposición en forma de pirámide invertida –lo que al principio pensé era una posición del Kama Sutra muy sugerente-, pero sí sé que muchas mujeres me entenderán: hay cosas que hacemos simplemente por llevar la contraria, algo así como una furia: furia contra algo que nos mantiene ancladas en nuestro mundo y que sin atrevernos a romper con ello, no podemos evitar sentirla. Un mundo que no necesariamente está mal, pero que el contradecirlo de vez en cuando nos rejuvenece. Es algo que un hombre difícilmente entenderá.

Véanme si no, todavía escucho esa voz femenina del dsico de portada azul que canta y me dice una y otra vez Trust me, trust me... y sé que con esa voz conocí a un hombre que rompió –además de alguna de mis ropas- la imagen que yo tenía de los periodistas: este es limpio, no fuma y habla precioso el condenado (sí, ya sé que use esa palabra una vez). Gracias a él ya leo el diario, ya no solamente la sección de sociales y la cartelera. Con él aprendí las virtudes masculinas del tamaño tabloide y sobre todo, me van ustedes a disculpar la expresión pero no encuentro otra manera de describirlo: aquella vez (y otras también), me ha puesto la cogida más deliciosa y emocionante de mi vida ¿Quieren una razón más importante que esa para explicar la furia que me llevó hacia mi aventura? ©

Esta narración también forma parte del libro inédito "La Despedida", varios de cuyos relatos han aparecido en este blog... con bastante buena aceptación. #Dicen Gracias pore leer.

sábado, 30 de julio de 2011

Andanzas ©

El sudor frío empapó su ropa. En un parpadeo alcanzó a ver las blancas y frías paredes de aquel baño: sintió que estaba dentro de un refrigerador. Sentada sobre la tapa del excusado, Sandra tuvo miedo de abrir los ojos y desvanecerse, pero cuando la cabeza además de girar vertiginosamente, comenzó a producir ecos que le retumbaban en los ojos no aguantó: su cuerpo se dobló como si fuera de hule hasta tocar la frente con las rodillas. No duró mucho en esa posición, apenas tuvo tiempo de pararse y levantar la tapa para sentir que le salía por la boca el estómago, el alma y hasta el cerebro. Luego, tras visitar el infierno con todo el cuerpo, se recargó en la pared con la horrible sensación de que caería en cualquier momento.

Mientras las paredes daban vueltas en torno suyo dio unos pasos y logró llegar hasta el lavabo. Estuvo a punto de no reconocer el rostro pálido que le miraba desde el espejo con los ojos llorosos por el esfuerzo y el cabello como tinta derramada sobre la frente sudorosa. El agua fría sobre la cara no le hizo mucho efecto, apoyó los antebrazos en el lavabo y endureció las corvas hacia atrás para sostenerse porque las piernas se le doblaban. Recargó la frente sobre el frío metal de la llave, sus ojos quedaron muy cerca del oscuro hoyo del desagüe: pensó que debería escurrirse por ahí y desaparecer del mundo, era lo mejor que le podía pasar en ese momento. Otra arqueada en el estómago le hizo escupir pura saliva, ya no le quedaba nada que echar, pero el demonio en su cuerpo le exigía el pago de todos sus excesos. Sandra pensó: “Si mi mamá me viera así”. Se acordó de Dios, aunque no creía mucho en él, “¿Y si me muero aquí sola en este pinche bar parisino de mala muerte?, ¿y si me recoge una ambulancia y se dan cuenta de que estoy intoxicada y me meten a la cárcel?”. El miedo le recorrió todo el cuerpo.

Respiro hondo y trató de controlarse, tras unos minutos de pánico se sobrepuso. De nuevo se sentó sobre la tapa del excusado y su cuerpo descansó, le dio sueño y entrecerró los ojos mientras con el hombro se recargaba en la pared. Escuchó que otras mujeres entraban y hacían uso de excusados y lavabos, oyó como corría el agua por las llaves y las tuberías y le dio mucho más frío. Cada vez que alguien entraba o salía por la puerta alcanzaba a escuchar el ruido del bar: Smashing Pumpkins cantaban miento,... espero,... me detengo,... dudo,... soy,... respiro,... pienso lo que podría ser... Era una tontería identificar una canción en el estado en que se hallaba, pero no era algo voluntario. Del mismo modo, la memoria le trajo imágenes de días atrás

La mañana en Notre Dame que vio a dos jovencitas rezar con gran devoción frente a un altar de la virgen de Guadalupe, ella no sabía que había uno ahí. Cuando terminaron, Sandra escuchó que pedían ayuda a otros mexicanos: les habían robado pasaportes y dinero. Tras un rato, antes de irse, las oyó cuando decidieron depositar el último peso mexicano que traían en la alcancía de madera frente a la virgen mexicana. Mientras Sandra las observaba desde la sillería de madera y mimbre, rodeada de hordas de turistas gringos y japoneses que recorrían la catedral, se preguntó si ella sería capaz de sentir tanta fe, pero no se pudo responder. Volvió a su presente y se preguntó si tendrían frío esta noche esas muchachas, “¿Un frío como el de las paredes blancas del pinche baño en el que ella estaba?” Su memoria siguió retrocediendo en la helada noche del baño parisino.

Semanas atrás, una cruda noche de diciembre envolvía la estación fronteriza de Port Bou, todos los viajeros que debían transbordar del ferrocarril español al francés, se refugiaron en los pasajes subterráneos mientras el tren realizaba las maniobras en las vías. Si esperar en los andenes era impensable para los europeos, para una mexicana sería mortal, y sin embargo, Sandra no pensaba en el frío. Recargada en la pared de aquel pasaje, todo el trajín de la estación y los pasajeros era más bien como un decorado, una escenografía que se movía detrás de Alan, el muchacho francés que con ahínco rayano en la desesperación, le rogaba que no tomara el tren a Milán sino que tomara uno con él, rumbo a París.

Lo había conocido en Barcelona una semana atrás. Apenas llegó y vio la vestimenta de las jóvenes españolas, Sandra sintió una libertad inusual que quiso vivir, así que se puso una minifalda verdaderamente corta y después se dirigió al barrio Gótico. Caminó sus callejuelas disfrutando el hecho de que los europeos insistentemente voltearan a verla y así llegó hasta la catedral, al poco rato sintió quien sabe cómo una mirada sobre ella y comenzó a buscar de quién era. Y lo que comenzó un juego de escondidas entre las columnas, terminó en la plaza Sant Jaume en fenomenal ligue con un francés, quien la halagó como nunca lo habían hecho. Así pasó Alan en su vida.

En México Sandra gustaba a los hombres, pero aquí era diferente, era una victoria muy especial descubrir que los güeros no sólo enloquecían con sus grandes ojos negros, su cabello rizado y oscuro y su piel morena; además, estaban prontos a cumplir sus mínimos deseos con tal de conquistarla. Toda la semana el pretendiente francés no se le despegó y con él recorrió Barcelona y las interminables escaleras del barrio judío de Girona.

Ahora tenía que decidir entre seguir su plan de visitar Milán y bajar hasta Roma, para luego tratar de embarcarse a Grecia. Aunque también podía aceptar la invitación de ir a París con Alan y descubrir qué pasaba con aquel enamorado repentino. El invierno comenzaba y el frío la empujaba al sur, además le habían dicho que allá le sería fácil conseguir trabajo. Mientras escuchaba por enésima vez los argumentos que trataban de convencerla, supo que iría a París, pero desvió la mirada un poco hacia un lado del alto y desgarbado muchacho francés y esbozó una sonrisa para sí misma ocultándola con su cabello suelto. Por unos segundos su mirada se cruzó con unos ojos que la miraron al pasar a unos metros de ahí, sin saber porqué, tuvo la certeza de que era un mexicano. Se parecía a José, un enamorado que había tenido en la Universidad e igual que con él, en la mirada de aquel muchacho, sintió que le adivinaba las ideas que le cruzaban por la cabeza. José, el hombre que no se había atrevido a amar.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el anuncio para abordar el tren, el murmullo creció y todo mundo se puso en movimiento. La excitación de la partida llenó el ambiente dentro del túnel, Sandra tomó sus cosas y enfiló rumbo al andén que la llevaría a París, al comenzar a subir las escaleras volteó a buscar el rostro que estaba segura era de un mexicano: ya no lo encontró. Por un momento tuvo un mal presentimiento, pero pensó “Aquí en Europa me estoy volviendo supersticiosa y eso no es nada bueno ¿En dónde estaría José?”

En París la novedad de salir con Alan duró una semana. El muchacho la adoraba y hacía todo lo que ella quería, así que ella se aburrió muy pronto y empezó a buscar la manera de levantar el vuelo; de hecho, la salida a un restaurante y un bar esta noche, era una especie de despedida, sin que lo supiera él obviamente. El vino comenzó a correr con la cena y en los bares que visitaron; en uno de ellos, Alan encontró a un grupo de amigos que los invitaron a unírseles, ella aceptó de inmediato, sobre todo cuando se sintió atraída por un italiano que venía con el grupo, se llamaba Massimo.

El italiano quedó prendado de inmediato de la mexicana, después de que circularon en la mesa varios porros de hachís la invitó a bailar. En la plática Sandra supo que él era otro europeo más harto de su continente; esperaba salir esa noche rumbo a Amsterdam, para tomar ahí un vuelo precisamente a México en pos de su sueño: un lugar donde hiciera calor, lo recibieran bien y todo fuera barato. A Massimo le pareció una buena señal que a punto de embarcarse, se le apareciera esta belleza de piel morena, de la que muy pronto recibió también señales de atracción mutua. A la primera oportunidad le preguntó sobre el francés, Sandra se encargó de que quedara bien claro que nada la unía a él, pero que tampoco pensaba embarcarse de regreso a México. La euforia de la noche le hizo sentirse dueña del mundo, no le importó ser brusca con Alan ni hacer un berrinche como pretexto para despedirse de él en algún bar de la madrugada. Después, con una chica holandesa inhaló un poco de coca en un baño y salió despampanante a tomarse una copa más de vino. Las consecuencias no se hicieron esperar, pronto tuvo que volver al baño con todos los síntomas de haberse cruzado.

Las lágrimas bañaron de nuevo el rostro de Sandra, pero ahora no eran de dolor físico sino de soledad. La tristeza invadió sus pensamientos y surgió el recuerdo de su familia, después el de Sergio su esposo: lo había dejado en Londres estudiando la maestría después de tres meses de matrimonio; un matrimonio que simplemente había sido su boleto para llegar a Europa. Se había alejado de él con un sentimiento de liberación y con el gusto de sentirse responsable por completo de sus actos; ahí había comenzado sus andanzas, desde entonces estaba viajando y conociendo Europa.

"¡En qué mal viaje te metiste pinche Sandrita!" pensó, y de nuevo se acordó de José, su pretendiente estudiantil, siempre le había recomendado cuidar mucho de no cruzarse metiéndose diferentes estimulantes a la vez. Le pareció escuchar su voz “porque entonces sí ves a dios y al diablo al mismo tiempo". Se puso de pie y se lavó la cara, esta vez se sintió mejor, se enjuagó la boca y se limpió la nariz, puso un poco de rubor en sus mejillas y se pintó una gruesa raya en los párpados. “Me veo de la chingada” murmuró para si misma. Controlando la vergüenza decidió sobreponerse y esperó un poco.

Había perdido la noción del tiempo y no salió hasta que pudo caminar sin marearse. Al entrar al salón sintió asco con el humo de los cigarrillos, la música le penetró en el cerebro y el calor de los cuerpos apretujados la envolvió de nuevo en sudor frío. Con dificultad llegó a la mesa y se espantó de no ver a nadie más que a Massimo, cuando preguntó dónde estaban los demás, un gesto del sonriente italiano lo dijo todo: se habían ido. La alegría que hubiera sentido en otras circunstancias de pronto se convirtió en miedo: “No conozco a este hombre, no tengo donde quedarme más que la casa de Alan, no tengo puta idea de donde estoy, no conozco París, hablo muy poco francés y nada de italiano”. Al sentarse, tuvo de nuevo la sensación de que veía a dios y al diablo al mismo tiempo.

El resto de la noche fueron retazos de realidad, malestar, fantasía, soledad y dolor. Massimo, al verla tan pálida, la sacó al aire fresco de la madrugada donde se puso peor. Las piernas de Sandra se volvieron de chicle y su rostro parecía una máscara de masa cruda. En vilo y casi desmayada, el italiano la subió a un taxi manejado por un árabe, Sandra medio escuchó una discusión en alguna mezcla de idiomas que solamente logró confundirla aún más. Con los ojos entrecerrados, ausente de sí misma y fuera de toda realidad, veía a través de los vidrios empañados las luces sobre las calles húmedas, esporádicamente escuchaba alguna sirena policíaca con su aullido intermitente “Como de película europea” pensó.

Oyó el crujir de la madera mientras la subían en brazos por una escalera, luego, los pasos fueron opacados por la alfombra que llegaba hasta una puerta. Poco después, su cuerpo se entumía sobre una cama helada: escuchó la voz de Massimo diciendo algo de la calefacción. Mientras él la desvestía, ella vio los hermosos ojos color verde y el cabello castaño del italiano, le acarició la barba y supo que le gustaba mucho, pero ella no estaba en condiciones para el sexo: sentía curiosidad y atracción, pero no deseo. Con los ojos cerrados pensó "Lo mismo de siempre ¿por qué para los hombres es tan importante acostarse conmigo?, ¿por qué no puedo sentir nada aunque me guste mucho mi pareja?, ¿por qué le llaman a esto hacer el amor?". Las dudas y las preguntas le surgían sin orden y espontáneamente, se acordó de la amiga que decía que las mujeres no racionalizaban en el momento de compartir la cama con un hombre y se sintió peor por hacerlo.

Momentos después sintió el cuerpo de Massimo sobre ella. Prefirió mantener los ojos cerrados, ya no podía hacer nada para negarse, por experiencia sabía que se saldría con la suya y más valía dejar que todo acabara rápido. Cuando sintió la boca de él entre sus piernas abrió los ojos y vio el foco desnudo y sin lámpara en el techo, Massimo se retiró y quedó hincado frente al sexo de ella mirándolo fijamente, Sandra al ver su excitación, decidió dejarlo hacer lo que quisiera, levantó las piernas hacia el techo y fijó su mirada en el foco, él, reanudó su tarea.

Al otro día Massimo canceló su viaje y le propuso a Sandra que lo acompañara a Florencia, le ofreció un departamento y pagarle las clases de danza que tanto quería ella tomar en Europa. Vivirían unos meses ahí para que aprendiera italiano y si congeniaban, regresarían a vivir en México y tendrían familia. Sandra pensó que era demasiado pronto para pensar en matrimonio, pero el chico era bastante guapo, le resolvía su situación momentáneamente y el futuro que le ofrecía no era nada despreciable. "Lo que pensarán mi familia y mis amistades cuando regrese casada con este cromo de hombre"

Sandra partió a Florencia, aprendió el idioma y, sobre todo, a dominar a los italianos, que no era poca cosa: tenían la plena certeza de que todas las mexicanas eran unas "calientes". El carácter fuerte y la atracción física que Sandra manejaba con astucia le permitió sobrevivir y acumular fuerza. Con paciencia, pero sobre todo con una mezcla de desapego y melosidad logró dominar a Massimo y atarlo a ella.

Dos años después de su partida, el regreso de Sandra a México fue triunfal, al lado de un güero de ojos claros, barba cerrada y un buen ahorro para instalarse en México. Del esposo que la había llevado a Londres no supo más. Acorde con el descubrimiento de sí misma que había hecho en Europa comenzó a escribir y a pesar de algunas dificultades iniciales, logró venderle sus artículos a una revista. Después, la crisis económica acompañó su embarazo y la inestable situación del país complicó la estancia de Massimo. Las dificultades la hicieron madurar, la hija le trajo responsabilidades y el matrimonio aburrimiento e insatisfacción. Un día descubrió que su vida había cambiado irremediablemente y para siempre sin que ella se diera cuenta.

Massimo la mantenía bastante bien, iba y venía a Italia dándole espacio para descansar de él y vivir con tranquilidad; en su última carta le decía que tomaría un avión para Jamaica y si podía llegaría a México. Todo parecía bien, sin embargo a veces, cuando le abrumaba la nostalgia, le llegaban los recuerdos de aquel pasaje en los andenes de Port-Bou: sí, ahí había cambiado el rumbo de su vida y era lo que le advertía la mirada de aquel muchacho con pinta de mexicano tan parecido a José.

Un domingo de paseo en Chapultepec con su pequeña hija, creyó volverlo a ver. En algún momento, cansada de caminar por el zoológico se sentó en la banqueta, veía pasar a las familias y se sintió muy sola y embebida en sus pensamientos. De pronto percibió la mirada insistente de un hombre en bicicleta: la miraba y la miraba como queriendo reconocerla. Con vanidad y curiosidad pensó que ella había cambiado mucho, sobre todo ahora que desde su embarazo estaba gorda y con huellas de paño en el rostro. A decir verdad, ella tampoco reconocía a aquel hombre, aunque tenía cierto aire de rostro conocido. El rostro de la estación de Port-Bou cruzó por su cabeza y después el de su pretendiente en la Universidad, “No puede ser José, sería como si los años no hubieran pasado por él; además, este hombre tiene un atractivo que él nunca tuvo. ¿Por qué me mira con tanta insistencia?, ¿le gusto?, ¿Porqué no me atreví a intentarlo con José? ¿En qué momento cambió mi vida sin hacer nada para darme cuenta?”

Ninguno de los dos, ni Sandra ni José tenían ganas de una aventura, pero menos tuvieron el valor ni la suficiente certeza para saludar un rostro del pasado que aquel día se les apareció a ambos, como uno de esos fantasmas que tanto abundan en el bosque de Chapultepec. ©

Video: Chapultepec impresionista: http://bit.ly/9sdOsg

Este es otro relato perteneciente a la serie "La Despedida" del que han sido publicados en este blog:

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