lunes, 28 de junio de 2010

EL PRI SIEMPRE ES EL MISMO

México no puede ser el Club del Oso

El PRI es el factor de desestabilización

A diez años de una transición democrática casi de terciopelo, nos encaminamos a unas elecciones estatales en las que la principal víctima es precisamente la democracia. Pero el mayor reclamo a los victimarios -que no son otros sino los partidos políticos-, es el dilema tramposo en el que han colocado a los ciudadanos y votantes.

La guerra de lodo con el ventilador en contra y en el que participan todos, pinta un paisaje desolador. El primer gran villano el PRI, ha mostrado que los 10 años formalmente fuera del gobierno federal, le ha dado una gran lección: no necesita cambiar sus hábitos tramposos y corruptos. Refugiado en los estados y en personajes tan impresentables como lo que en Twetter ya se denomina el Club del Oso (el Gober Gomoso, el Precioso, el Fogoso y el Ruinoso); en el apodo pintan de cuerpo completo toda su presencia en el imaginario colectivo.

Desviación de recursos para las campañas de sus respectivos delfines de una manera vergonzosa para las arcas públicas y un nulo arbitraje electoral; un derroche insultante para la pobreza y para cualquier intento de civismo y conciencia ciudadana. Violencia abierta contra los opositores recurriendo al secuestro, las golpizas, el retiro de propaganda y el despliegue de provocadores. Sin olvidar la generalizada compra de la prensa estatal y con graves señales de que el embute alcanzó a la prensa nacional a través de encuestas amañadas y acallamiento de notas contrarias a los señores feudales.

Curiosamente el despliegue de toda la parafernalia del mapachismo priísta no les despeinó en lo más mínimo y antes al contrario, parece que les confirmó que la gran masa de la población así los acepta y se dispone a votar por ellos. A ello se aúna no solo el desgaste del panismo en el ejercicio de gobierno, sino sobre todo sus yerros, yerros que van más allá de la crisis económica y la sangrienta guerra al narco. A la ruina de la administración pública heredada del foxiato se sumó la incapacidad para cubrir al personal del Estado en áreas tan delicadas como Hacienda y Seguridad Pública: se recurrió a los especialistas del viejo regimen y no en balde ahí es donde más asoma la cola del dinosaurio tricolor.

Bien lo resumió un analista: quizás el PAN merezca perder la elección por sus errores, pero definitivamente el PRI no merece ganar. Y esta es la primera reflexión que deberían de hacer los votantes el próximo 4 de julio: ¿en realidad merece el PRI volver al gobierno cuando no sólo no ha cambiado, sino muestra su peor rostro con esos personajes que se ufanan de tener “todo el piche poder en la mano” o de manejar a la autoridad electoral y recibir palpitantes botellas de cognac? ¿Es la voz del nuevo PRI ese llamado de Beatriz Paredes a reprimir a Twetter si se atreven a criticarlos?

Pero el mayor reclamo que se puede hacer tanto al PRI como a los otros partidos es el dilema ético en el que han colocado a los ciudadanos. La divulgación de las grabaciones con las trapacerías de estos dinosaurios nos coloca entre la espada y la pared: ¡aceptar una ilegalidad como lo es la grabación, pero que al mismo tiempo es la prueba de actos ilegales de verdaderos delincuentes! Un intercambio tuitero lo retrata: @sergiozaragoza: @ileanau ok, entonces tu consideras correcto grabar llamadas personales // ¿y tu consideras correctos a ladrones y pederastas?

Ante esa trampa no queda sino renovar el llamado al voto, y un tuit lo hace magistralmente: “El voto cuenta pero para que cuente hay que votar” y aquí retrocedemos veinte años: la abstención es el mejor aliado del PRI y el gran reto de los partidos opositores es que la gente olvide sus yerros y salga el próximo domingo a votar. Sigo convencido como lo señalan las encuestas, que el deseo de cambio es muy grande pero es el comportamiento de los políticos lo que inhibe a la gente a participar.

No queda sino recordar las palabras del cronista de la caída de Granada: “A esta ciudad la protegen sus propios ladrones y la gobiernan sus propios enemigos…”. Yo diría que para salvarla, sólo quedamos los ciudadanos.

Adenda: Y para recordarnos como Fidel Velazquez que ellos tomaron el poder con las armas y retar para que se los quiten igual, de nuevo surge el atentado a un político. De inmediato se culpó al gobierno federal y se oculta que los gobernadores son del PRI. En cuanto al desfile de declaraciones hipócritas, retratan que no existe ninguna nueva actitud: unos más otros menos, bailan felices en torno al Club del Oso.